martes, septiembre 13, 2005

EL...//2000-04



Se sentía privado de su libertad. Al nacer le habían puesto hilos por todas sus extremidades y había sido entregado al cuidado de un niño que lo único que hizo fue ponerle otro hilo sobre su cabeza y colgarlo del techo, lejano a toda esperanza de salir de su agonía, obligado a vivir como se lo había impuesto la vida, muriendo mas a cada segundo. El mundo para el no era mas que un techo con ventanas que anunciaban la llegada de un nuevo día de agonía y claustro. Pero ¿Por qué El, que nunca había conocido la luz ni el mundo, se retorcía en querer salir de su reducido mundo? ¿Por qué necesitaba tanto el mundo exterior, ese mundo del que solo había oído rumores?...
Nada se lo explicaba, pero sin embargo el lo necesitaba. Estaba totalmente solo en su mundo, nadie le hablaba y su dueño rara vez lo sacaba de su techo.
Las esperanzas se acabaron gradualmente con el pasar del tiempo y llegó un día en que los hilos no fueron suficientes para retenerlo, su deseo de libertad fue mas fuerte y escapó, escapo de su mundo y pasó a vivir a un nuevo mundo, al que siempre quiso pertenecer…salió al mundo real.

Y caminando por una especie de camino de un material parecido a la roca vio que el camino estaba poblado de unos monstruos de metal que generaban un ruido ensordecedor. Montados en esos monstruos viajaban unos seres extraños que no poseían hilos y que podían moverse y vivir a su absoluta libertad. El los envidió y quiso ser como ellos…pero era imposible.
Caminó mucho tiempo y se dio cuenta de que los seres que montaban los monstruos metálicos, a pesar de que no poseían hilos, no eran libres y se limitaban a si mismos con un extraño propósito a l que llamaban orden. Nunca le tomó el significado a esa palabra pero en el centro de su ser, El, se dio cuenta de que la libertad nunca iba a existir.

Encerrado de nuevo en un nuevo mundo, más grande y con más libertades aparentes, se sintió triste. Sintió lástima por aquellos seres que se llamaban a si mismos “humanos”. Sintió lástima por aquellas encerradas mentes. Y un día decidió conocer más de cerca la vida de los “humanos” y se internó en una ciudad de hombres.
Lo primero que vio fue a una mujer parada en una esquina con poca ropa:
-¿Qué Haces?
- Me gano la vida complaciendo a la gente que lo necesita y esas personas a cambio me dan dinero…
- ¿Y qué es el Dinero?
Se fue sin respuesta ya que en ese momento llegó un monstruo metálico y se llevó a aquella criatura. Se quedo mirando y luego caminó por una larga calle, se internó en un suburbio y vio como un grupo de “humanos” golpeaban a un perro y reían entre burlas y alegría. Se acercó rápidamente y les preguntó:
- ¿Qué hacen?
- Nos divertimos, quieres divertirte con nosotros, podemos ser muy crueles
- ¿Y que es divertirse?
- Divertirse es ser feliz, es cuando dos o más “humanos” nos juntamos a pasarla bien
- ¿Y el perro también se divierte?
- No lo creemos
- Y cual es la diversión en causarle dolor al perro
- No lo sabemos…
- No lo entiendo...
- Y eso que tiene que ver...
- ¿Qué es el dinero?
- Papeles de colores que un día un niño pintó con la esperanza de darle orden a lo material.
- Y eso que significa
- No lo sabemos...pero suena lindo
- El Perro está llorando...
-oh...que mal...
- Siento lástima por ustedes
- Y nosotros por ti...mira en el suelo...un billete azul…ese es grande
-Qué suerte...adiós

Y siguió su camino extrañado por la incoherencia de aquellos crueles y extraños seres.
Este mundo nuevo le parecía muy extraño. Muy fuera de sus expectativas. Quizás estos “humanos” no eran mas libres de lo que era el, quizás ellos eran libertinos y no libres. Ellos no tenían noción de todo cuanto podían llegar ha hacer con su libertad, tan a mano y tan invisible para ellos. La libertad para los hombres era como los hilos para el…

- ¿Qué haces?- Le pregunto a un hombre borracho, interrumpiéndose en sus cavilaciones. Había llegado a un lugar similar a lo que el había imaginado como un bar en sus eternas horas de vigilia en el techo del niño.
- Nada, solo me emborracho para olvidar mi miserable vida
- ¿Y es posible olvidarse de todas las miserias de la vida?
- Claro que sí. Mira a tu alrededor. Todas esas personas que tú ves, se emborrachan para olvidarse de su vida
- ¿Y por que tanta gente posee una vida miserable?
- Haces muchas preguntas amigo
- ¿Puedo beber contigo amigo?
- Claro que sí, pero yo no tengo dinero para invitarte
- Yo tengo un billete azul que un niño pintó para mí.
- ¿Qué?...
- Perro...golpeaban un perro unos tipos raros
- ¿y?
-Y les hablaba y pasó este papel arrastrándose por la calle mojada
- ¿Qué has fumado?
- ¿Qué es fumar?
- ¡Diablo!
- ¿Qué harás con el papel?
- Compraré alcohol...y fuerte, para revivirte...te ves mal
- Bien...
- Nada de preguntas... bebes y te callas
Le paso el papel al un hombre que estaba tras la barra y éste le paso dos botellas de un liquido amarillento anaranjado que tenía un fuerte olor…ese olor le recordaba un liquido transparente que el niño del la casa con su techo se untaba en sus heridas para “curarse”. Tomo un vaso de cristal y bebió una ráfaga de fuego ardiente que lo calentó por completo, Llenándolo de un estupor insoportable y liberando de alguna forma todas sus sensaciones reprimidas en sus años de cautiverio en el techo del niño…
- …Me siento mareado
- Es el alcohol que está haciendo efecto en ti
- Se siente bien pero me está dando calor y tengo ganas de vivir mi vida
- Hazlo, ven aquí mi amigo y bailémosle a las miserables vidas que nos tocó vivir
- Hagámoslo…

Las luces se movían y se agolpaban a su alrededor, mareándolo, divirtiéndolo, haciéndole olvidar todo cuanto sabía, librándolo al menos por unos momentos de su hasta ahora miserable existencia, dándole una sensación de renacer…pero todo era una ilusión y el lo sabía, el día no tardaría en llegar y sus ojos se le cerraban en un banco de una plaza a la que sus pies lo llevaron.
El día llego y el hedor del fermento del alcohol en su cuerpo no lo dejaba respirar, le dolía su cuerpo y nada le parecía tan bueno como en la noche.
Aquella fue su primera experiencia en el mundo de los humanos y fue realmente extraña.
Siguió, luego de sacarse aquel hedor y aquel extraño y vago recuerdo de encima. Camino entonces denuevo por la calle como lo había hecho hasta ese momento, observando y aprendiendo de los humanos, familiarizándose con sus costumbres y sus extrañas maneras de ver la vida. Conoció a muchas personas, malas y buenas, conoció a religiosas y religiosos, conoció a unos narcotraficantes de droga y se hizo amigo de ellos, conoció a un policía corrupto y a un delincuente que robaba para darle el sustento a su familia…De algún modo se mimetizó en la ciudad, nadie lo notaba diferente, ya no hacía preguntas, sólo se limitaba a observar e interpretar. La necesidad de saberlo todo no era la misma del principio, se estaba limitando nuevamente, y no se daba cuenta, los antiguos hilos volvían a su cuerpo pero ya no del hilo de fibras físicas, sino que un hilo que el mismo se había creado, un hilo mental invisible al que no quiere ver, un hilo semejante al de los humanos. Se volvía humano

Y pasó que un día se divertía en un bar junto a unos hombres que había conocido recientemente. Eran empresarios y sabían gastar su dinero, pero a su manera…y conversaban entretenidos cuando fue a buscar unos tequilas y entre el gentío divisó una cara que le era conocida… ¡Era el tipo que le había enseñado involuntariamente a ser humano! Era el, y estaba mas viejo, con un semblante mas demacrado, pero en sus ojos brillaba la misma mirada del fracaso con que lo había conocido, era el mismo y se acercó ha hablarle.
-Hola buen amigo. Que feliz de encontrarlo…como ha andado su vida
-mmmm…Bien supongo-pero no era la verdad, con esta nueva aparición de su pasado se sentía despertar de un falso sueño. La imagen del viejo perdedor le había traído a la mente su antigua vida en el techo del pequeño niño. Despertaba del sueño de ser humano y su mente comenzaba a ver los hilos del encierro, revivía, así como esa noche creyó despertar con su primera borrachera.
Todo había sido una gran farsa que su mente ansiosa de ser libre eligió el mal camino de la libertad. Mal interpretó su actual vida y lo llevo a buscar en un mundo que no era el propio…
-Que ocurre- preguntaron los empresarios –te ves mal-
-Porque estoy aquí tratando de ser humano…
Los empresarios lo miraron con simpatía.
- Ya se ha embriagado nuestro amigo, deberíamos llevarlo a su departamento para que no se duerma en cualquier hueco de la calle.
-No señores, no estoy borracho.
-Vamos amigo no nos arruines la diversión.
-¿y qué es la diversión?
Después de haber vivido como humano aparecía esta pregunta que nunca se hizo ¿qué es divertirse? ¿Qué sería aquello?
-¿qué es la diversión?- repitió pero los empresarios no respondieron, tomaron sus copas y se largaron.
-Divertirse es ser feliz señor
Desde atrás llegó la tan esperada respuesta a su gran pregunta. Una mesera se lo había dicho al oído, había escuchado todo lo que les había dicho a los empresarios. Tan simple como ser feliz…
- Te noto raro, tu no eres así- dijo el conserje del edificio desde atrás de su mesón en la entrada.
- Haces las mismas preguntas que hacías cuando llegaste acá como un pordiosero.
- Debe ser porque he vuelto a ser el mismo. Hubo un tiempo en que me mimeticé con la fauna urbana que ustedes llaman “civilización” pero me di cuenta de que es inútil, yo soy lo que soy y no lo puedo evitar. Traté de ser como los “humanos” pero me di cuenta de que es inútil tratar de aparentar lo que no soy. De ahora en adelante seré yo mismo y no buscaré más la libertad tan anhelada por todos. Seré una marioneta de nuevo y viviré en mi techo a la espera de que algún día logre encontrar la libertad que necesito yo, no la libertad que buscan los “humanos”…
Saltó a la calle y corrió feliz al fin porque había entendido su vida. En su súbito júbilo se encontró en un lugar conocido…Era la antigua ventana donde solía vivir.
Saltó ágilmente y entró por la ventana, tomo los hilos de marioneta que le pertenecían y se colgó de su antes odiado techo. Se volvió a someter a su antigua vida pero ya no más adorando la libertad sino que teniéndola. Había encontrado su libertad y se dio cuenta de que no estaba solo en aquel lugar. El techo estaba plagado de marionetas que aunque no concientes de ser libres eran felices.
Y así volvió a su antiguo mundo, al mundo aquel que antes odiaba pero ya no, era en ese mundo donde estaba su futuro, en aquel…en “su” mundo.

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